Así se llamaban los loritos que tuve cuando era pequeña. El nombre se lo puso mi madre, caraqueña, y no podía ser más tropical. Se volvían locos cantando sin parar cuando mi padre trajo de Puerto Rico el disco de Juan Luis Guerra y 4:40. Su canción favorita Ójala que llueva café, que poníamos los domingos.
Me recuerdan a mi infancia.
Quiero ser "maruja", y pasarme el día cosiendo, haciendo punto, ganchillo, manualidades, cocinitas y otras "marujadas", pero sólo las hago de vez en cuando, cuando puedo, cuando tengo tiempo; casi todas para mi hija Greta, de cuatro años, que también quiere coser y hacer punto cuando me ve.

Parchita y cotoperí

lunes, 21 de noviembre de 2011

Te invito a un té

Un pintor que había en mi estudio, el que ahora comparto con una genial pandilla de arquitectos, ponía todos los días su tetera en el hornillo e invitaba a café a todos los currantes del lugar. Eso me han contado, yo no lo conocí, pero desde que no está, la tetera estaba en el olvido guardada en un cajón. La saqué, la limpié, y le tejí un asa agarradera de rayas de colores. Ahora soy yo la que pongo a calentar el agua e invito a todos a té: roibos, té de canela o de jazmín... ¿quíen quiere un té? ¿a que apetece con este otoño lluvioso?  

3 comentarios:

  1. Yo me apunto a un rico té que además con el agua calentada en esa tetera ¡debe saber a gloria!. ¡Qué imaginativa eres! ya me imagino el aspecto que tendría antes de pasar por tus manos la tetera.
    Bss.

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  2. ¿Cómo lo has tejido? En plano, ¿verdad? Y después cocerlo alrededor, claro.
    Queda como de un catálogo de diseño. =)

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  3. Sí, más simple imosible, unas rayitas de punto bobo y luego lo cosí a la tetera. El punto bobo tiene esa virtud que no se nota nada al coserlo y no se ve la costura. Así mucho más "cozy"...

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